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Biografía Misionero

Misionero David Miranda

La noche del día primero de noviembre del año 1961, al volver de la iglesia, fui a orar, como ya era de costumbre.

En aquella noche en especial, sentí de prolongar mi oración hasta altas horas de la madrugada, y así lo hice.

Comencé a orar mas o menos a las veintitrés horas del día primero y conforme iba orando, sentía el poder de Dios manifestarse cada instante mas fuerte que el anterior.

Eran alrededor de las dos de la madrugada y cincuenta minutos del día dos de noviembre; sentí como si estuviese flotando en los aires, hacía ya más de tres horas que estaba orando a Dios sin cesar, de rodillas y con el rostro en el piso. Mi ropa ya estaba mojada de sudor, en ese momento yo estaba en agonía, oraba más intensamente; y era su sudor como grandes gotas de sangre que caían hasta la tierra.

Yo sentía que era el Espíritu Santo, aquel que habitaba en mí, el que estaba haciendo sentir aquella gracia maravillosa, pues Jesús cuando oraba en el monte, por diversas oportunidades enfrentó noches frías, pero aún así el sudaba.

Todas las noches cuando oraba al Señor, sentía el fuego divino del Espíritu Santo, y eso para mí ya era algo normal, pero en aquella noche yo me estaba sintiendo de una forma diferente. El fuego divino era el mismo, pero parecía más intenso.

Misionero David Miranda

En las madrugadas ya no podía contenerme, parecía que mi alma se separaba de mi carne; temblaba compulsivamente, de la cabeza hasta los pies, mis dientes también temblaban hasta golpear unos con otros, yo sentía que algo o alguien de inmenso poder se acercaba a mí.

El versículo diecisiete del libro de Proverbios, en el capítulo ocho me vino a la memoria. “Yo amo a los que me aman, y me hayan los que temprano me buscan”.

Hacía ya cuatro horas que estaba de rodillas orando. Seres celestiales estaban conmigo, alrededor de mí, en aquel pequeño cuarto. Yo los podía sentir moviéndose a mi alrededor. No existen palabras que puedan describir lo que yo sentía en aquel momento; todo lo que ya había sentido en mi de amable, maravilloso, sublime y glorioso, parecía mínimo frente a aquello que estaba sintiendo en aquel momento.

Misionero David Miranda

Jamás una criatura humana puede sentir algo parecido, a menos que éste en contacto íntimo con Dios.
Me recordé de la expresión de Jacob, cuando dijo: “Este lugar no es otra cosa que casa de Dios y puerta del cielo”

 (Génesis 28:10 al 17)

En ese momento me maravillaba con el sonido que podía escuchar. Sí, en aquel momento oía varios sonidos celestiales, voces de arcángeles, coros celestiales. ¡Aleluya! Algo glorioso estaba aconteciendo. Yo no conseguía pronunciar palabra, aunque en realidad, en aquel momento no quería decir nada, no quería pronunciar palabra alguna; solamente quería oír sonido sublime.

De repente una voz se hizo oír por sobre todos esos sonidos. Era una voz con el sonido de muchas voces, y oí que me decía: “Mi siervo, no temas a las luchas, porque te escogí y gran obra tengo para hacer a través de tu intermedio. Muchos se levantarán contra ti, Yo seré con ellos, y los que sean contra ti, Yo seré contra ellos.” (Génesis 12:3) “Por eso no temas a las luchas y persecuciones, porque gran obra quiero realizar a través de ti. Te enviaré pueblo y naciones para que a través de ti, ellos sean sanados por Mi.”

No dije nada con palabras en ese momento, y aunque intentase hacerlo no podía: “Señor: ¿Esta obra será realizada a través de la iglesia que pertenezco o a través de otra?” Entonces Él me dijo: Yo te daré el nombre de la iglesia.

Después que recibí el nombre de la iglesia, fui a buscarla incansablemente, y no la encontraba, ya pensaba que sería una iglesia fuera del Estado de San Pablo.

Fue en ese entonces que Dios me orientó a que debía fundar una iglesia y colocarle ese nombre.

Obedeciendo esa orden entregué la congregación que dirigía en Jardín Japón, Villa María, y sin decir nada a nadie, ni siquiera al pastor dirigente, di inicio al trabajo de la fundación de una nueva iglesia. Seguro que el pastor habrá pensado que el motivo de mi salida serían las grandes luchas por la cual estaba pasando y que ya no soportaba.

A partir de ese momento comencé a entender porque las luchas eran tan grandes, pero en la época ellas parecían tener un porque.

La Fundación de la Iglesia Pentecostal Dios es Amor

La iglesia todavía tenía pocos miembros, y los diezmos que ingresaban no eran suficientes para cubrir las deudas, ni sanar los compromisos que la iglesia había asumido.

Debido a esta dificultad financiera, volví a trabajar materialmente, pues había una gran necesidad de que los compromisos asumidos por la iglesia fuesen cumplidos.

Yo tenía que pagar los programas de radio, lo que a pesar de ser solo quince minutos era bastante caro. Este programa era presentado tres veces por semana en una emisora que se llamaba Radio Industrial, y estaba en el barrio Butantan.

Algunos días después, conseguimos doce minutos más en la Radio Cacique de San Cayetano del Sur, también tres veces por semana. Además de la iglesia, también estaba mi madre, que dependía totalmente de mí, y yo no quería dejarle faltar nada, ni ella ni a la casa.

Después de un año de inauguración de la iglesia, nos mudamos para la Avenida Afonso Pena, para un pequeño tabernáculo, pero debido a las persecuciones de parte de los vecinos, tuvimos que mudarnos, y de esta fecha fuimos para la calle Carmen Porto, en Villa Madeiros.

Misionero David Miranda

El primer bautismo que realizamos, teníamos solamente dos hermanas nuevas convertidas para bautizar, pero para nosotros aquella ocasión fue motivo de gran fiesta y regocijo.

Alquilamos un ómnibus, y fuimos y volvimos cantando por todo el trayecto, en una alegría muy grande. Nos recordamos la palabra de Dios que dice: “Vale mas un alma salva, que el mundo entero perdido.” Ahora más que nunca buscaba a Dios: Nos acostumbramos a reunirnos en la chacra de un hermano, a fin buscar a Dios en vigilia toda la noche.

Fue en una de esas vigilias que Dios me dio el don de la revelación. Aquella fue una noche de poder sobrenatural. Dios comenzó a usarme y reveló personas en pecado, y que estaban en aquella vigilia.

Todos los sábados predicaba en nuestra iglesia de San José de los Campos: ¡Sí! Ya habíamos inaugurado una filial de nuestra iglesia.

Cuando regresaba de predicar en nuestra iglesia de San José de los Campos, me iba a la chacra de este hermano, y pasaba la vigilia con los demás que también asistían.

Al otro día, bien temprano, volvía para aquella ciudad para hacer el programa que teníamos los domingos de mañana, de las ocho a las nueve por la Radio Piratininga de San José de los Campos. Yo tenía a San Pablo solamente a la noche para participar de la vigilia con los hermanos.

Después del programa al volver para San Pablo, el mismo domingo que recibí el don de la revelación en la vigilia, fui a predicar en nuestra sede en la calle Carmen Porto, como lo hacía todos los domingos de noche.

Misionero David Miranda

Antes de terminar el culto, Dios me reveló una criatura que iba a ser operada el lunes de las amígdalas. Un poco recelos, tuve el temor de llamar al frente a aquella niña y a su madre; pero al terminar el culto llamé a aquella madre (una señora católica) para orar por aquella niña. En el momento que oré colocando mis manos sobre la cabeza de la niña, ella expulsó las dos amígdalas por la boca.

Su madre comenzó a llorar de alegría y me contó que su hija tenía marcada una operación para el día siguiente.

Mi fe aumentó mucho, pues todo había sido tal cual Dios me revelaba. Desde entonces no tuve más recelos, y cuando Dios me revelaba algo a través del Espíritu Santo, yo llamaba a la persona al frente, y Dios las sanaba de sus enfermedades en el mismo instante.

La frecuencia de personas a la iglesia comenzó a aumentar, y ya teníamos condiciones de pagar el alquiler y los programas de radio.

En esta época el dirigente de nuestra iglesia de San José de los Campos entregó la iglesia, y a consecuencia de esto, pare de trabajar y fui a cuidar la iglesia en aquella ciudad.

Dormía en el salón de la iglesia, sobre los bancos, y sin condiciones financieras mejores me alimentaba de pan y café.

Fue una lucha muy grande, debido a mi alejamiento, la frecuencia de pueblo comenzó a disminuir en nuestra sede en San Pablo. Entonces oré a Dios para que preparase un obrero con urgencia, para cuidar la iglesia en San José de los Campos, y así pudiese yo retornar a San Pablo. Dios escuchó mi oración y preparó un obrero para dirigir la iglesia en San José de los Campos.

Era un hermano que había venido de otro ministerio, pero amaba la sana doctrina, y me dio pruebas de que estaba para quedar al frente del trabajo en aquella ciudad.

Fue así que pude volver a San Pablo y nuevamente asumir la sede.

En el mes de marzo de 1965, fui un sábado a una vigilia en Villa Maria baja. Era en la casa de un matrimonio anciano, muy bendecido por Dios. Íbamos todos los sábados a esa vigilia, y solamente en llegar a la casa de ese matrimonio, ya sentíamos la presencia del Señor.

Fue en esa vigilia del mes de marzo que conocí a una joven llamada Ereni. Era una joven creyente también, y tocaba acordeón y cavaquinho (pequeño instrumento musical), alabando a Dios.

Fuimos presentados el uno al otro, no hablamos mucho, pues el objetivo de todos los presentes era alabar a Dios.

Como todas las otras, esa vigilia fue maravillosa, en aquel tiempo caía tanto poder de Dios en las vigilias que el pueblo no sentía cansancio, y tampoco veía el tiempo pasar.

Cuando terminamos la vigilia, a las siete horas de la mañana, el sol ya estaba alto en el cielo. Me despedí de la hermana Ereni, así como de todos los presentes y me fui para mi casa a descansar.

Durante la semana me recordé varias veces de la hermana Ereni, y de cómo ella se había destacado alabando a Dios con varios y bellos himnos en la vigilia.

Pensé que Dios podía bendecir una unión entre nosotros dos, y fui a hablar con el padre de ella.

Tres meses después, el día doce de junio de 1965, bajo la marcha nupcial, entrábamos en la iglesia Pentecostal Dios es Amor. Recibimos la invocación de bendición para que Dios bendijese nuestro hogar. El pastor dio lectura al certificado de casamiento, que ya había sido hecho delante del juez de paz, y a partir de ese momento estábamos casados delante de los hombres y delante de Dios.

Percibí que el ministerio de Dios había colocado en mis manos estaba completo ahora.

Nacimiento de la IPDA

La Iglesia Pentecostal DIOS ES AMOR, es una asociación Cristiana, sin fines de lucro, legalmente constituida. Fundado por el Misionero David MIRANDA, con Sede Mundial Ubicado en la Av. Do Estado 4568, Sao Paolo Brasil.

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